lunes, 17 de diciembre de 2012

orgullo de clase




Iba por Fuencarral, 10:40  a Sol a encontrarme con Dinora.
He visto el orgullo de clase, caminar delante de mí, eso que está desapareciendo. Era un chico, antes se llamaba chico de los recados, de unos 20 años, con un uniforme verde a juego con el color del carro, su amigo de trabajos. Lo llevaba como un apéndice de sí mismo, pero lo maravilloso es el modo en el cuál modulaba su cuerpo a cada paso, como en una danza. La cabeza bien alta, los hombros oscilaban rítmicamente en cada paso unos cinco centímetros en el aire. Movimiento feliz. Llevaba cascos, quizá escuchara una música. El carro vacío. Estaba orgulloso de su pasear, hacía frío, pero el ocupaba un lugar, seguía una senda, con su apéndice, era alguien. Sabía lo que tenía que hacer, sabía quién era. Pertenecía a una clase que se ve despoblada de orgullo, como en derribo, pero el no. Transmitía una dicha de quién sabe quién es. Probablemente no conozca a la prima de riesgo, ni sepa nada de Keynes, ni de Samuelson, pero sí sabía quien era. Movía el aire en su transitar.  Manifestación de realidad alegre, quizá no se sabía heredero de un millón de luchas anteriores, de tanta gente vilipendiada, humillada por crear, defender y transmitir unos derechos que están  dinamitando. No importa, pero su orgullo transmitía vida, posibilidad, y eso me ha llenado de alegría. Siempre hay que saber de dónde uno viene, nunca hay que olvidar el inicio y sobre todo lucir el orgullo de clase. Dignidad.

2 comentarios: