sábado, 2 de junio de 2012

Armonía

La calle. Una estátua. Armonía.

Es el nombre de esta escultura, que en sí misma invita a la tranquilidad y al sosiego.
La ensoñación invita a imaginar la historia del momento. LLamó mi atención su equidistancia, su paralelismo. La fragilidad de su cuerpo, que quizá por el cansancio, decidió quedarse en el umbral del sueño.

Podría estar cansada de caminar, de buscar, de no encontrar remedio a su fatiga. Se sentó, y al hacerlo se vio acompañada. En realidad no quería estar sola en esa ciudad tan llena de alegría. Harta de pasear su soledad, su horizonte lejano, se abandonó a su suerte, a su imagen petrea sin saberlo. Encontró cobijo y se dejó abrazar por el momento. De almohada todos sus tesoros ocultos en una bolsa. Al posar su cabeza surgieron todas las dudas, las incertidumbres, pero la certeza de su compañera invadió su vacio de tranquilidad y armonía.

La armonía es elegancia. Esa estancia tan cercana a la serenidad, a la satisfacción de lo seguro, de lo firme, de lo necesario. Es poderío interior. La vida en ocasiones, te regala pedazos de ilusión para poder soñar despiertos.