Se mueve despacio, parece que en los últimos tiempos, hay movimiento interior. Eso significa que no hay desplazamiento, pero hay vida. Corren tiempos de reflexión interior. Sumergirse y mirar qué hay, no es huir, ni esconder la cabeza detrás de nada.
Recuperar la fuerza que nos habita, para poder continuar existiendo con la dignidad necesaria, es hoy una tarea heroica. El entorno actual, contamina tanto nuestro espíritu, nuestro ánimo que sólo en el murmullo interior, no hay ruido.
Otra cosa es escuchar música. Pero es mejor el murmullo, que bailar al son que toquen.
Durante mucho tiempo, cuando la jornada comenzaba de una manera uniforme y regular, una de mis primeras acciones era mirar por la ventana el tiempo que hacía, para saber qué ponerme y salir corriendo. Miraba hacia afuera. Hoy como ayer, cuando abro el ojo, salgo corriendo hacia dentro para tomar fuerzas y escuchar el murmullo que me permite empezar. Tambien salgo corriendo, pero sin moverme. En ocasiones es angustiante, correr sin movimiento es una forma de huída. En ese momento es muy importante, mantener la calma, respirar escuchar el murmullo.
Se que todo está relacionado. Que lo que hacemos hoy, de alguna manera incide en lo que seremos mañana. Por eso es tan importante sonreir al mal tiempo, que el miedo no se apodere de nosotros. Aunque la tendencia de ahora, sea sembrar el miedo, la inquietud, el ruido, lo insostenible, el murmullo interior ha de ser más fuerte.
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